jueves, 23 de junio de 2016

Calienta negros (Moquegua)


Graciela Vera contaba sobre la playa Calienta Negros la siguiente leyenda: La misteriosa playa 
de Calienta Negros está enclavada en un paradisíaco lugar rodeada de silenciosos peñascos, 
ternos y celosos guardianes de lo que allí sucedió. Esta enigmática y seductora playa tiene el 
increíble sortilegio de atraer, enamorar y despertar profunda curiosidad por sus raras leyendas 
de acontecimientos ocurrido durante la Colonia. La leyenda cuenta de cuando llegaron por mar raras e impresionantes embarcaciones a vela, flameando tétricas banderas negras y despertando el temor 
de la población. En esos galeones viajaban temibles y sanguinarios piratas en su afán de rapiña
 por haberse enterado de los fabulosos tesoros en el Perú. Aquellos ocultaban sus naves en playas 
pequeñas y tranquilas par asechar a los españoles portadores de sus inmensas riquezas.
 Pero también llegaban con sus bodegas llenas de esclavos traído desde el Congo.

Hombres y mujeres negros eran tratados como bestias de carga y vendidos como tales. En la playa 
se les sometía a subasta en donde se les cotizaba por su estatura, físico y dentadura, adornado 
con grilletes que llevarían hasta el fin de sus días.
Fondeados sus galeones, los diabólicos piratas en su estratégico escondite procedían a desembarcas 
la triste y lacerada mercancía humana en la playa , apartada tanto del humilde pueblo y aprovechando 
de ese lugar para calentar o reanimar bajo los reconfortantes rayos de sol a los miserables negros, 
desventurada gente que llegaba después de una penosa, larga y sacrificada travesía de largos meses 
por el mar sin poder siquiera caminar ni estirar su cuerpo, medios moribundos, desnutridos y con 
múltiples enfermedades. Esta famosa e histórica playa que los piratas utilizaban para calentar a los
 negros por espacio de algunos días y alimentarlos con mariscos y pescado antes de su 
comercialización se conoce hasta nuestros días como Caleta Negros (Calienta Negros).

Allí también ocurrió otro hecho: “Dicen que una hermosa y bien formada negrita era requerida y 
asediada por un robusto y barbado pirata inglés, y cuentan que en una tranquila y oscura noche 
de verano allá junto al roquerío el pirata pretendió hacerla su mujer. La negrita angustiada se 
defendió como podía y desesperada, ya no sabía que hacer y antes de perder su honor en manos 
de ese bárbaro pirata, cogió una daga del cinto del pirata… y en vista que los ruegos no el 
importaban ni las lágrimas conmovían a aquel hombre cruel, ella perdió la razón, se hundió la 
daga en el pecho y se partió el corazón.”

Otra versión no habla de piratas si no de comerciantes ingleses quienes desembarcaba por 
Puerto Inglés y utilizaban Calienta Negros para los fines que se han comentado en líneas anterores. 
Es de allí donde vendría el nombre de Calienta Negros: el lugar donde se calentaba a los negros
 vendidos como esclavos, o la caleta de los negros, en donde se les comerciaba para introducirlos 
en los valles de Sama, Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá.

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